Qué poco le importaron tus lágrimas a la luna, que ya no es roja en las noches de Bilbao.
Estúpido optimista que dijo tropezar dos veces en la misma piedra.
Cuántas veces me pasé, no supe frenar a tiempo.
Y nos fuimos pa’l barranco, tan guapas y tan de blanco.
Y me perdí, y me perdí.
Y ya no encuentro rosas en este lugar.
Abrir las puertas, jugar la vida.
Equivocarse hasta acertar, pisando charcos.
Busco sin prisas los mil tesoros ocultos en tu piel.
Y cuando tropiezo, cuando me caigo, y la soledad es un puñal de olvido, saber que siempre queda otra oportunidad.
Quejarse y no hacer nada. amar la estupidez.
Y un niño caprichoso colgado de su ombligo.
Estúpido optimista que dijo tropezar dos veces en la misma piedra.
Rápidos llegan los años, lenta la sabiduría.
Yo la busco… yo la espero tanto como tu sonrisa, que se perdió, que se perdió.
Y ya no encuentro rosas en este lugar